A los niños, y generalmente a los porteros, en muchas
ocasiones, interna y externamente se les lastra con la presión del fallo, del
gol y el niño coge miedos e inseguridades a la hora de realizar las acciones
por las críticas que después tiene que oír, tanto de entrenadores, padres como
de los propios compañeros, que aunque sean niños, no están sordos y eso les
afecta en gran medida.
Son unos pocos los que se deciden a querer ser porteros, a
ponerse frente al balón para que este les golpee y evitar un gol.
Cuando no hay portero en un equipo y quien se pone en la
portería es un jugador de campo, apenas se le reprocha nada ya que se argumenta
que es un jugador y se ha puesto de portero por necesidad, pero en cambio,
cuando un niño decide ser portero, recibe críticas como si por el hecho de
decidir ser portero ya fuese suficiente para exigirle cosas que debe ir
aprendiendo paulatinamente.
Nunca jamás un portero tendría porque confesarte que tiene
miedo, que cuando fallan, entrenadores y compañeros le chillan. (Seguro que a
más de uno se lo han confesado)
En mi caso, y hablando de categorías de base en donde el
resultado no es importante (al menos para mí, hay otros que anteponen sus
propios intereses al formar a unos niños), trato de quitarles la presión que
les imponen. Les animo a que se atrevan con las salidas, el juego con el pie, etc,
incluso, en ocasiones, les animo a que fallen, porque el FALLO, es la base de
cualquier aprendizaje. Si cometes un fallo, sabes que la próxima vez no tienes
que realizar esa acción de esa manera y entonces dotaremos al portero para que
busque otras posibles soluciones al problema.
Creo que no se debería llegar al punto de que el entrenador
de porteros sea la única persona que quite la presión al portero. Debería ser
el entrenador de cada equipo quien debería mentalizarse de que los errores del
portero en etapas de formación van a ser más vistosos, más decisivos y cada uno
debería aprender a controlar sus impulsos e inculcar a los jugadores que no
reprochen nada al portero, al igual que cuando un delantero no marca un gol
cantado, el portero, antes de recriminárselo, le animara para la próxima
jugada.
Comprendamos que el portero esta solo ante las adversidades
y que en lugar de hundirle la moral echándole en cara un fallo (que muchas
veces dicen que son fallos del propio portero), sería mejor apoyarle y animarle
para que la siguiente jugada le salga mejor.
1 comentarios:
Excelente analogía , gracias por el post.
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