Uno de los mayores problemas con el que un entrenador de
porteros se puede topar es con el factor psicológico a la hora de trabajar con
niños pequeños.
Por un lado, estos no tienen seguro si quieren desempeñar
ese rol en el campo, incluso algunos no saben realmente si les gusta el fútbol.
Por el otro está la presión con la que, directa o indirectamente se les carga,
tanto los padres como en muchas ocasiones los propios entrenadores del equipo.
El portero, en su etapa de aprendizaje, empieza a descubrir
el mundo de la portería, y es por eso que hay que liberarlo de ningún tipo de
cargas. Ese es un problema fundamentalmente de los padres. Los padres siempre
van a buscar el beneficio de su hijo/a pero no son conscientes del GRAN DAÑO
que le causan cuando se ponen detrás de la portería a dar indicaciones, por
ejemplo.
Yo personalmente no soy partidario de esa práctica, ni de
permitirla, ya que los propios padres les dicen al portero que deben hacer y
cuando, pero se olvidan de lo mas importante, EL COMO y él PORQUE. Ahí es donde
verdaderamente se obtiene la evolución y la maduración futbolística.
Tal y como he mencionado antes, el trabajo del entrenador de
porteros, en muchas de las ocasiones, debe ser trabajar el apartado mental,
para aislar y quitar la presión al portero. Ellos lo agradecen y se dan cuenta
de que realmente, lo que un entrenador mira en ellos es su evolución y que realicen
cada una de las acciones de la mejor manera posible y no cuántos goles le ha
marcado.
Una charla, sentarse a hablar con el portero (niño),
escuchar sus problemas, etc. Los niños no son tontos, y eso lo valoran, aunque
a su manera. Solo con el trabajo psicológico podremos obtener de ellos mejores
resultados/evoluciones que si no lo ponemos en práctica. (Hablo desde mi
experiencia)
Esta simplemente es una opinión personal. Muchos la compartiréis,
otros la criticareis, otros añadiríais cosas y otros quitaríais otras tanta
pero he creído conveniente explicar un poco todo esto.
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